jueves, 24 de marzo de 2011

La obsesión inflacionista

Existe un hecho comprobado, quizá no cientifícamente, pero basta con observarlo. El 80% de los humanos están anclados en el pasado, preocupados por el futuro y no se ocupan de vivir el presente.
Y digo esto, porque a las autoridades del BCE, parece que se les olvida. Esta institución, independientemente dependiente, con aire alemán, continúa sobrecogida por la hiperinflación sufrida en antaño, y se preocupa porque en el futuro los precios excedan de un 2%.
Las tensiones en Libia ya inquietan las sillas de los máximos jefes sobre los tipos de interés. Señores, la inflación subyacente, desprovista del efecto "shocks" como la volatilidad que caracteriza el oro negro y los alimentos, disparados debido a los aprovisionamientos por pánico de países, y a la excesiva demanda de los países emergentes, que caminan hacia una clase media consolidada y quieren comer mejor y conducir mejores coches. Esta inflación subyacente es la realmente importante, y no sobrepasa el 1,5%, ni lo hará en mucho tiempo, porque gran parte de los países de la eurozona se encuentran en un gran aprieto, que es cumplir las estrictas condiciones fiscales (que suplen vulgarmente a una auténtica convergencia fiscal europea) impuestas por Europa, sin antes experimentar crecimiento sostenible en la economía, y esto no solo dificulta la recuperación, sino que también endurece las condiciones de financiación y merma el poder adquisitiva de las familias y la capacidad inversionista de las compañías, 90% pymes en España por cierto. Con lo que, apuntar a la inflación como "el futuro obstáculo", es como dice un buen amigo mío, sacar la solución del problema.

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