miércoles, 30 de marzo de 2011

Lo único importante

Al salir de la burbuja, del círculo de la comodidad, de ese micromundo compuesto de libertad, aventuras, falsa seguridad y donde se viven los momentos más dulces, el tesoro personal de cada uno, que es la universidad. Al salir de ese mundo, uno se encuentro muy perdido, uno se siente con un pie anclado en todos aquellos escenarios y maravillosos años, uno siente que no sonríe de verdad sino se mezcla en ese vínculo fraternal que con grandes individuos se ha creado. Te caes de tu ático a pie de playa a la selva.
Y es entonces cuando te das cuenta, de que tienes sueños y proyectos, y que es el momento de ir a por ello, y apuestas e inviertes en ello y empieces a competir entre la masa anónima, y llegas a casa, y te miras, y sientes impotencia, quizá rabia, las cosas no salen como esperas, y te infravaloras y piensas en abandonar.
Y en ese momento, una palmada te toca el hombro, una sonrisa te levanta, una voz desde un teléfono te dice: "no pasa nada, vuelve a intentarlo", y las lágrimas de desánimo se cargan de orgullo de casta, y te levantas y sacas pecho, y cierras el puño, y vuelves a salir a la calle, y te das cuenta, de que puedes seguir plantando cara al mundo, sólo, y únicamente, porque alguien está confianndo y creyendo en ti. Y esto, es lo único importante.

jueves, 24 de marzo de 2011

La obsesión inflacionista

Existe un hecho comprobado, quizá no cientifícamente, pero basta con observarlo. El 80% de los humanos están anclados en el pasado, preocupados por el futuro y no se ocupan de vivir el presente.
Y digo esto, porque a las autoridades del BCE, parece que se les olvida. Esta institución, independientemente dependiente, con aire alemán, continúa sobrecogida por la hiperinflación sufrida en antaño, y se preocupa porque en el futuro los precios excedan de un 2%.
Las tensiones en Libia ya inquietan las sillas de los máximos jefes sobre los tipos de interés. Señores, la inflación subyacente, desprovista del efecto "shocks" como la volatilidad que caracteriza el oro negro y los alimentos, disparados debido a los aprovisionamientos por pánico de países, y a la excesiva demanda de los países emergentes, que caminan hacia una clase media consolidada y quieren comer mejor y conducir mejores coches. Esta inflación subyacente es la realmente importante, y no sobrepasa el 1,5%, ni lo hará en mucho tiempo, porque gran parte de los países de la eurozona se encuentran en un gran aprieto, que es cumplir las estrictas condiciones fiscales (que suplen vulgarmente a una auténtica convergencia fiscal europea) impuestas por Europa, sin antes experimentar crecimiento sostenible en la economía, y esto no solo dificulta la recuperación, sino que también endurece las condiciones de financiación y merma el poder adquisitiva de las familias y la capacidad inversionista de las compañías, 90% pymes en España por cierto. Con lo que, apuntar a la inflación como "el futuro obstáculo", es como dice un buen amigo mío, sacar la solución del problema.

martes, 22 de marzo de 2011

La diferencia a veces es la actitud

No hace mucho, tras el vertido de petróleo de BP, cuyo efecto distorsionó la vida de los estadounidenses, la prensa le preguntaba a un ciudadano de calle por el asunto, y éste respondió: "es una tragedia, es tremendo, pero vamos a salir de ésta". Cuando el viscoso oro negro del Prestige salpicó las costas norespañolas, la misma pregunta fue realizada a un ciudadano de calle, y éste respondió: "es una tragedia, es tremendo, a ver quien paga esto ahora".
Es decir, no estamos a salvo de nada, a pesar de nuestros aires de inmortalidad por la vida, parece que no hemos conseguido comprender la idea justa de justicia, y que en ocasiones, solo hablar nos distingue de los monos. Pero ante todo este escenario de razón versus corazón en el que los humanos nos ahogamos en la indecisión, aún nos queda algo a lo que agarrarnos cual clavo ardiendo: la actitud. Tenemos la posibilidad cada día de provocar nuestra suerte en una probabilidad equivalente a nuestra ilusión. Tenemos en la mano sorprendernos a nosotros mismos, superarnos, disfrutar, aprovechar el todopoderoso tiempo. Tenemos la libertad de poder sonreirle a la vida, pensar: aquí estoy yo, y dar a entender, que quizá no sabemos aún cómo, pero las cosas van a ir bien mañana.